Balance del año

Algunas veces hago una retrospectiva como despedida del año.
Hoy no.
Se perdió mi brillante análisis de economía política, mi reflexión latinoamericanista, mi columna internacional plagada de verdades irrefutables -magistralmente planteadas-.
(rublo/petróleo-fracking/Cuba-EEUU/Bolivia/Ucrania/China/Sudan/holdout-default/Piketty/secesionismo europeo/Ayotzinapa-narcoestado/recesión/tortura-Guantánamo, etc, etc, etc)

En vez de eso obtendrá el pequeño relato de dos imágenes:

1

Mi hijo Ivan duerme abrazado a su nuevo muñeco: Zamba. Zamba es un niño formoseño de ocho años, alumno de una escuela de Clorinda.
Zamba es moreno, posiblemente sea descendiente de Qom, Pilagá o Wichi y tiene un incisivo partido.


Es un dibujo animado del canal Pakapaka, dependiente del Ministerio de Educación de La Nación y el ídolo de mi hijo de doce años.
Al muñeco lo comparamos en la feria navideña de economía social que se organiza en La televisión Pública.

Le doy un gran beso y se despierta.

(de izquierda a derecha) Manuel Belgrano, José de San Martín, Niña y Zamba. Confeccionados por cooperativas textiles miembros de la Red Textil Cooperativa, para el proyecto JugAr

 

2

Hace unas semanas mi hija de trece me anunció su regalo para los quince.
¿Un viaje a Disney?… ¿Unas tetas operadas?…
No. Un viaje a los Esteros del Iberá para ver los yacaré y las aves acuáticas. Tuve que abrazarla inmediatamente.

Pensé que no, pero al final me salió una editorial política.

Buen año 2015 para tod@s. ¡Allá vamos Sudakia!…

El valle de las maravillas I (Cazador-recolector) de joann Sfar (2006)

El valle de las maravillas I (Cazador-recolector) de joann Sfar (2006) Mi mujer duerme más que yo. Todavía duerme cuando el sol asoma sobre el bosque sagrado. También mi hijo. Sólo mi hija despierta cuando lo hago yo.

El valle de las maravillas I (Cazador-recolector) de joann Sfar (2006). Yo le hago señas idiotas con la mano. Ella me responde. Nos divertimos. Jugamos en silencio. Se vuelve un baile. Consiste en moverse lo más posible sin despertar a los demás. Pero acaban dándose cuenta de nuestros pataleos.